VÍA CRUCIS
Por las vocaciones femeninas al Orden Sagrado
(Sólo para devoción privada)
VÍA CRUCIS
Por las vocaciones femeninas al Orden Sagrado
(Sólo para devoción privada)
El Vía Crucis, por no ser un acto litúrgico, no tiene reglas fijas. Puede comenzar con el Acto de Contricción, una oración o un ofrecimiento especial, un cántico inicial y, entre cada estación, puede entonarce un cántico breve. Éste Vía Crucis se ofrece por las mujeres llamadas al Orden Sagrado. El texto en rojo corresponde a las rúbricas (instrucciones a seguir), y no hay que leerlo.
ORACIÓN INICIAL
Dios Padre de Misericordia, escucha la plegaria de tu pueblo, que necesita de sacerdotes tanto masculinos como femeninos. No permitas que la escacez vocacional, unida a la indeferencia familiar y a normas sexistas, nos deje como ovejas sin pastor. Que quienes te sirven en la Iglesia, gobernándola según Tu voluntad, entiendan que cuando Jesús llama, no mira género, sino fe y disposición. Que podamos contar con mujeres sacerdotes según el corazón de Tu Hijo, y que al igual que sus hermanos varones, sean inflamadas en la caridad del Espíritu Santo y llenas de tu infinita misericordia. Por ellas te ofrecemos este Vía Crucis.
R. Amén.
PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por el dolor que causó a Tu Corazón esta injusta sentencia, te ruego por las mujeres que llamas al Orden Sagrado, muchas veces acusadas injustamente de herejes, brujas, apóstatas e inmorales, que son marginadas y frecuentemente calumniadas. Te ruego también por quienes son perseguidos y perseguidas por defender a las mujeres que llamas a Tu servicio ministerial.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús carga con Su cruz
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por la inmensa fatiga que te causó el peso de la cruz, te ruego por las mujeres que llamas al Orden Sagrado. Dales fuerza, Señor, para que carguen con su propia cruz y la abracen con amor. Cada mujer llamada lleva con su cruz la incomprensión, el rechazo y el repudio de quienes se oponen a su vocación, aún dentro de Tu propia Iglesia.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por esa primera caída, te encomiendo a las niñas y jovencitas que se sienten llamadas al Orden Sagrado. Dales a todas la perseverancia y fortaleza para seguir fieles a Tu llamado. Rogamos por las mujeres que han dejado a un lado la vocación al Orden Sagrado para servir como religiosas, fundar una familia o que se han marchado a otras iglesias hermanas, para ministrar en ellas.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a Santísima Madre camino del calvario
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Madre del Eterno Sacerdote, por aquel dolor tan profundo que traspasó tu corazón, te ruego que consueles, con amor maternal, a todas las mujeres llamadas por tu Hijo al Orden Sagrado. Acompáñalas en sus momentos de soledad, tristeza y duda. Concédeles una profunda devoción a ti, a quien los Padres de la Iglesia llamaban la Virgen Sacerdote, para que sean fieles servidoras de tu Hijo e imiten las cualidades que el Papa San Pío X dijo de ti: "Distribuidora de los Tesoros de tu Hijo, Ministra y Tabernáculo de la Palabra de Dios".
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
QUINTA ESTACIÓN
El Cirineo ayuda a llevar la cruz
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por aquella mirada de amor que diste a Simón de Cirene cuando te ayudó a llevar la cruz, te ruego por las mujeres que llamas a Tu servicio ministerial. Que cuando a causa del rechazo, el discrimen y las prohibiciones, la cruz les parezca más pesada, sientan que Tú la llevas con ellas y las miras con amor. Ayuda a quienes apoyan y dan socorro a estas Tus hermanas, para que perseveren fieles en la fe.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
SEXTA ESTACIÓN
La Verónica enjuga el rostro de Jesús
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, en aquel momento todos te daban la espalda. Sólo aquella mujer se atrevió y limpió tu rostro. Te ruego, Señor, que nunca vuelva yo la espalda cuando alguna mujer, que se sienta llamada al Orden Sagrado, necesite de mi ayuda, comprensión y apoyo. Señor, ¡que sea valiente y defienda a la mujer!
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, ya agotado por el peso de la cruz, volviste a caer. Te ruego por ese dolor, por las mujeres que llamaste al Orden Sagrado, que llegan a la ancianidad y sienten que sus años dedicados al estudio y la preparación necesaria para servirte a Ti y a los demás, han sido en vano. Protégelas, para que no caigan en tentaciones que las lleven a abandonar la Iglesia o atentar contra ella. No las olvides y estimúlalas a que sirvan de ejemplo para las más jóvenes. ¡Tenemos tanta necesidad de su sabiduría y experiencia de vida!
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
OCTAVA ESTACIÓN
Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús por aquellas palabras: "No lloren por mí, sino por ustedes y sus hijos", danos lágrimas de arrepentimiento verdadero por nuestras culpas, y llena el corazón de las mujeres que llamas al Orden Sagrado, de amor a la penitencia y a la oración. Que en todo momento, sean fieles al llamado recibido por Ti. Consuela, Señor, a las que lloran solas, a las que están enfermas y las que sufren la frialdad e indiferencia del pueblo y de la Jerarquía, de la misma manera en que consolaste a toda mujer maltratada y marginada que cruzó Tu camino. Llénales el corazón y fortalécelas con tu misericordia. Concédenos a los fieles y ministros ordenados sabiduría para reconocer en ellas Tu llamado.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por esta tercera caída, te ruego por las mujeres que llamas a Tu servicio ministerial. Que estén unidas a Ti, y sepan darte el lugar que te corresponde. Anima a las que han caído bajo el peso de Tu cruz, que es larga y pesada. Ayúdalas a levantarse y seguir adelante, como hiciste Tú. Ruego por ellas, para que en todo momento sean fieles a Tu llamado, a las promesas que hayan hecho por causa de ese llamado, a la fe católica y al ministerio no ordenado que en Tu Nombre realicen en estos momentos. No las dejas caídas: ¡levántalas, te lo ruego, Señor!
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Es inimaginable cuánto dolor, cuánta vergüenza, cuánta amargura sufrió Tu corazón! Te ruego por las mujeres que has llamado al Orden Sagrado, que no te han sido fieles, que han hecho o hacen cosas que no son de tu agrado. Te ruego por que han sido echadas de la Iglesia o excomulgadas injustamente, por aquellas que sufren el desprecio del pueblo y la Jerarquía y las que son abandonadas. Te ruego también, Señor, por aquellas que abandonaron Tu llamado por cobardía o por represión. Ilumínalas, Señor, para que no te olviden y algún día, regresen a Tu lado.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por aquel terrible dolor que sufrieron tus miembros; por tu sed, por tus llagas, te ruego por las mujeres que llamas al Orden Sagrado, quienes también sufren dolor por el rechazo del que son objeto. Que también sientan constantemente sed de guiar almas al cielo.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por tus inenarrables dolores, por tus infinitas angustias, por tu muerte en la cruz, te ruego enseñes a las mujeres que llamas a tu Santo Orden a vivir y morir en la cruz. Que la amen cada día más, Señor. Ruego por ellas, para que sepan morir a sus egoísmos; que sepan dar la vida por las demás personas y se entreguen al ministerio al que las llamas, como te entregaste Tú.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús en brazos de Su Madre
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
¡Soledad de María! ¡Cuánta amargura al contemplar en tus brazos a tu Hijo muerto! Por este inmenso dolor, te ruego por la soledad de las mujeres que Tu Hijo ha llamado al Sagrado Orden. Llénalas con tu inconmesurable amor de Madre; haz que comprendan que teniéndote a ti, que viviendo en tu corazón, nunca estarán solas. Que sepan imitar todas las cualidades que los Padres de la Iglesia te adjudicaron como Virgen Sacerdote.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús en el Sepulcro
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Jesús mío, por tu muerte, te suplico que cuando llegue la de aquellas que llamaste a Tu Orden Sagrado, puedan decir: "Señor, todo lo hicimos por Tu amor." En tus manos encomiendo, Señor, las almas de aquellas mujeres que llamaste al Orden, y que fallecieron esperando en fe, el día de su ordenación. Sé Tú, Señor, su espléndida recompensa.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.
DECIMOQUINTA ESTACIÓN
La resurrección de Jesús
V. Te adoramos Cristo y te bendecimos. (genuflexión)
R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Señor Jesús, que resucitaste de entre los muertos, venciendo al pecado y a la muerte, ayuda a las mujeres que llamas al Sagrado Orden, para que junto contigo, renazcan como nuevas mujeres y anuncien la Buena Nueva. Inspírales la alegría del triunfo, la victoria eterna que les espera en el cielo, para que comprendan quelas dificultades presentes, esas cosas que impiden que puedan ordenarse, son pequeñeces comparadas con la felicidad que van a disfrutar contigo.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
V. Señor, pequé.
R. Ten misericordia de mí.